En un movimiento comercial que los expertos en higiene masculina califican como «un arriesgado fracaso consumado», la reconocida marca de desodorantes Rexona, famosa por otros errores garrafales —como abandonar La Casa de los Famosos en el pináculo de rating—, anunció su nueva línea de antitranspirantes para testículos: «Rexona Intimus Dry Balls», con fragancias como Lavanda Calmante, Pino de Hombre Rudo y Neutralizador de Sope Paseado. La campaña fue lanzada esta mañana en redes sociales bajo el lema: «Si tu entrepierna huele a selva húmeda, que al menos sea aromática».
El comercial, protagonizado por un modelo que camina por la playa en cámara lenta mientras su entrepierna brilla con efectos digitales, muestra cómo el producto evita «el incómodo tambaleo sudoroso que destruye calzones, relaciones y dignidades», según comentó uno de los altos ejecutivos, quien confesó tener dos temores en la vida: los malos olores y Adrián Marcelo.
Según estudios de mercado realizados por Rexona entre hombres de entre 18 y 70 años, 8 de cada 10 varones suelen perfumarse los destos, sobre todo durante el verano, además de no soportar andar paseando con la zona húmeda. Algunos testimonios de quienes probaron el producto en los estudios revelan esta nueva línea puede eliminar olores que antes solo podían describirse como «si el queso Oaxaca tuviera emociones».
De acuerdo con los voceros de Rexona, Dry Balls incorpora la innovadora fórmula Ultra Cool, que combina mentol con microcápsulas y talco. Cada aplicación promete hasta 72 horas de frescura en el escroto, siempre y cuando no se combine con licra o se rasquen los güevos constantemente.
Por su parte, los miembros de grupos conservadores señalaron que esto es «otra prueba de cómo la masculinidad va en picada con olor a lavanda». Por lo que colectivos de ancianitos ya preparan una serie de protestas para mantener el derecho a que los testículos huelan a hombre. Ante esto, Rexona también anunció dos ediciones especiales: «Dry Balls Ultra Macho: olor a hombre» y una edición con olor a pañal de viejito, para que los nostálgicos no extrañen su pestilencia.
