La sociedad se construyó con base en personas que aprendieron a explicarles a otras lo que sabían, y así el conocimiento nunca muere y construimos de manera progresiva, pero es válido preguntarse: ¿hasta qué punto explicar algo es una labor noble e inofensiva?
Seguramente has escuchado el término «mansplaining» pero no tienes del todo claro a qué se refiere. No te preocupes, nosotros, que somos hombres, te mansplicamos.
El «mansplaining» («machoexplicación», en español) se define como la situación en la que un hombre le explica a una mujer de manera condescendiente algo que ella probablemente no conozca, aunque crea que sí. Por ejemplo, cuando un hombre le explica a una mujer por qué no imprimen más billetes para acabar con la pobreza, o cuando un padre le explica a su hija (de manera paternalista) cómo manejar estándar, asumiendo que ella no lo sabe como el 96% de las mujeres.
Todo mundo explica, hombres y mujeres, pero los peneportantes tienen una manera exclusiva de hacerlo de manera perversa y malévola, solo para alimentar una dinámica de poder en la que ellos se ven favorecidos.
El término se acuñó en el libro «Los hombres me explican cosas», en el que, por medio de una serie de ensayos, la autora Rebecca Solnit, de manera irónica, nos explica el actuar de muchos hombres al realizar de manera constante e invisibilizada esta silenciosa microagresión.
Una vez entendiendo el concepto, podemos identificar y aprender los dos principios básicos de esta práctica. La machoexplicación es como el sexo anal: 1) siempre es buena cuando se hace bien y, 2) lo más importante es que no te la hagan a ti.






