Justo cuando estaba a punto de embarcarse en el peor fraude del mundo, el matrimonio, Manuel “N”, un supuesto asesor de pensiones con habilidades especiales para hacer desaparecer dinero ajeno, fue detenido en Sonora por presuntamente defraudar a 28 viejitos que depositaron en él su esperanza y su Pensión del Bienestar. El sujeto, que parece haber confundido los planes de pensión con un show de magia, promocionaba «paquetes de retiro» en redes sociales que prometían elevados ingresos mensuales.
El modus operandi de este traviecillo era tan sencillo como efectivo: armado con una cuenta de Facebook y más carisma que responsabilidad, se autodenominaba experto en pensiones y ofrecía «oportunidades únicas» para elevar los ingresos de jubilación a niveles que no tiene ni Obama. Su oferta incluía rendimientos de hasta 60 mil pesos mensuales. Los adultos mayores, en busca de un futuro más tranquilo, cayeron en la trampa, ilusionados con la idea de vivir sus últimos años con mayor comodidad.
Según las investigaciones de la Fiscalía General del Estado, hasta el momento han contabilizado 28 víctimas, aunque las cifras podrían seguir subiendo, ya que el muy abusado asesor no devolvió ni un centavo a sus víctimas. Pero eso sí, su habilidad para evadir preguntas incómodas y disfrazar excusas parecía no tener límites, al menos hasta que el Juez le cortó las alas con una orden de prisión preventiva.
Lo más curioso del caso es que, mientras Manuel “N” lograba que los adultos mayores hipotecaran sus casas, vendieran propiedades y hasta pidieran préstamos para entrar al «negocio de sus vidas», él seguía aumentando su propia cuenta bancaria y preparaba una boda de chingones a la que ya no pudo llegar, por lo que los invitados tuvieron que guardar el arroz y rifarse los centros de mesa.
En la audiencia inicial, que duró casi 12 horas y que incluyó más de 200 pruebas en su contra, Manuel “N” escuchó en silencio mientras el Ministerio Público enumeraba una larga lista de acciones y omisiones que habrían dejado a sus víctimas sin sus ahorros. De hecho, varias de las víctimas, muchas de ellas ya en las últimas, se presentaron en el juicio para atestiguar el penoso espectáculo, que más parecía un triste reality show en el que Manuel perdió su premio final.
La ironía final de esta historia parece digna de una telenovela. Manuel estaba a un paso del altar cuando, a costa de sus víctimas, en lugar de casarse, terminó esposado de otra manera, una en la que quizá no le será posible recibir visitas conyugales cada mes. Lo que aún no sabemos es si esto le resultó mejor o peor.
