Para sorpresa de todos, los Azulitos o Pitufos —esas bebidas que te sirven en algún bar que seguramente ha salido en una nota de c4jimenez, escarchadas con una pulpa azul que no sabes qué contiene, preparadas con algún vodka sin canica de dudosa procedencia, una bebida energizante de moras de una marca que nunca habías visto en tu vida y un chorro de refresco de lima sin etiqueta—, así como la Gomichela —hermana diabética de las Micheladas, retacada de gusanitos y demás gomitas enchiladas—, resultaron ser un peligro significativo para la salud humana.
El ISSTE ha alertado a la población sobre los riesgos que representa consumir este tipo de bebidas, y recomienda moderar o suspender completamente su venta y su consumo.
El instituto señala que esto se debe a su alto contenido de azúcar: tan solo con uno de esos vasos de litro que los jóvenes menean al compás del “dembow”, se estarían ingiriendo 728 calorías, y serían más si no se embarraran la mitad del escarchado en los cachetes.
Además de provocar enfermedades como la diabetes, daños irreversibles en el corazón, riñón e hígado, algunos expertos asocian el consumo de estos brebajes con trastornos del habla que te hacen empezar a sonar como un extorsionador, un gusto patológico por las motocicletas Italika, unas ganas irresistibles de desgraciarte la ceja, usar ropa con logos en todas partes y siempre llevar contigo una riñonera.
