Ni la bendición de Quetzalcóatl impide que todo salga mal en la nueva Suprema Corte. Durante el informe del Tribunal Electoral, nuestros ministros del Bienestar se pusieron de pie para entonar el Himno Nacional… pero, como cuando accidentalmente llenas tu termo del trabajo con Bacardí, alguien puso su playlist de “Viernecito Guapachoso” y reprodujo una salsa de Marc Anthony.
La canción fue detenida de inmediato, pero era demasiado tarde: a todos los presentes ya se les había calentado el hocico. La sesión siguió su curso de forma apresurada para que por fin dieran por inaugurado el fin de semana.
Urge que les hagan una limpia otra vez, no es normal que no les pueda salir nada bien. Por otra parte, seamos honestos, el error no fue tan lamentable: nuestro Himno Nacional casi no pone ambiente. Marc Anthony sin duda pudo haber escrito El Masiosare, pero González Bocanegra jamás hubiera podido escribir “Qué Precio Tiene el Cielo».
