Al robar la información de todos los usuarios que les dan clic a nuestras notas, nos hemos percatado de que nuestro público masculino sufre bastante a causa de rufianas que quizás les dieron múltiples señales de que les iban a robar su tranquilidad, tiempo, dinero, y hasta la inocencia, pero no las supieron ver.
En el reino animal todos los depredadores cuentan con rasgos característicos que alertan a las posibles presas de que un peligro inminente se avecina, los humanos no son la excepción. Ya hemos hablado anteriormente de las mujeres con pelo de color, quienes cobran cientos de víctimas año con año, pero ha llegado el turno de hablar de las mujeres tatuadas, específicamente en ese espacio que divide una chichi de la otra, ese que mucha chica que trabaja de noche usa de propinero.
EAD reunió un equipo interdisciplinario conformado por psicólogos, sociólogos, antropólogos, comunicólogos, y demás profesionales que bien podrían abrir una Smoke Shop porque son expertos en vender humo. Se convocó una muestra de alrededor de 18 muchachas que tenían tatuado ese misterioso separador mamario que muchos llaman el “niés de chichi” para que respondieran algunas preguntas y se sometieran a algunos exámenes físicos y psicológicos.
Después de algunas pruebas que fueron por simple protocolo, como las de tacto, calibración, balanceo, y la del “brrrbrrrbr”, como se le conoce comúnmente, nuestros especialistas procedieron a analizar detenidamente cada una de las respuestas al interrogatorio, tomando en cuenta lenguaje corporal, tono de voz, y qué tanto empleaban conceptos como “responsabilidad afectiva”, “selfcare”, “apego evitativo/ansioso”, o “resiliencia emocional”.
Los resultados distaron mucho de la actitud optimista y buena onda que parecían abrazar. Aunque las chicas sostenían que su tatuaje estaba en el “chakra del corazón” para simbolizar armonía y equilibrio, el estudió arrojó que, en la mayoría de los casos, detrás de ese mandala, flor de loto, mariposa gótica, o lengua de los Rolling Stones, como era el caso de una cuarentona rockera que participó en la investigación, había un corazón de hielo incapaz de sentir amor y compasión por las demás personas.
Esto confirma algo que muchos ya habían comprobado de manera empírica. Es bien sabido que cuando aparece en tu vida esa mujer con tinta en el pecho, es porque Dios ya te empezó a ghostear.
El estudio no deja muy claro por qué todas estas chicas decidieron tatuarse en el mismo lugar, ni por qué todas ellas se alimentan del sufrimiento y miseria masculina, pero nuestros expertos nos regalan una bella frase que esperan pueda funcionar para alejarlos de la desdicha. Siempre recuerden: si tiene un tatuaje en el pecho, mejor me sigo derecho.