¿Te falta el aire y sientes que ya mamaste? Estas son algunas maneras de controlar un ataque de pánico

Desde que el humano promedio dejó de estar expuesto a peligros reales en su día a día, pasando de usar las lanzas y las flechas a tablas de Excel y correos electrónicos, nuestro cerebro ha quedado muy confundido y se las ha arreglado para identificar amenazas y despertar nuestro instinto de supervivencia en situaciones que realmente no lo ameritan, como cuando un empleado de Starbucks te escribe “guapa” en tu vaso de café, un desconocido de internet te dice groserías, o simplemente cuando el mundo no se adapta a lo que tú quisieras que fuera.

Si alguna vez has sentido mareos, palpitaciones cardiacas, dolor en el pecho, sofocos, y una sensación como de que estás a punto de irte a ver a Juan Gabriel en vivo, seguramente, o tienes más de 30 y decidiste echar pasión con una en sus 20s, o sufriste un ataque de pánico.

El departamento de psicología de EAD tiene muy claro que ir a terapia a que alguien más dañado que tú te ponga a dibujar una casa en una hoja de papel y exponga tus intimidades por unos cuantos likes en redes sociales muchas veces no es lo que necesitas para solucionar tu problema, es por eso que trae para ti algunos consejos para que puedas controlar tu episodio de ansiedad:

  • Respira

Pocas cosas son más fáciles que respirar, por ejemplo, la tabla del uno, o tu ex, la que pide confesiones anónimas cada dos días en sus historias de Instagram. Este primer punto no representa mayor complicación: inhala y exhala, de esa manera tu cuerpo entenderá que es un estúpido y en realidad no hay nada que temer.

  • Ponte a jalar

Curiosamente, desde que se empezó a popularizar no trabajar de sol a sol y tener tiempo para pensar cosas, los ataques de pánico han ido en aumento. Ponte a jalar hasta que tu cerebro entienda que no tienes tiempo para sentir pánico, recuerda que el mayor enemigo de una enfermedad mental es alguien que se sabe la de chambear. 

  • El mejor ansiolítico

No, no hablamos de ningún medicamento controlado, de esos que acaban con tu ansiedad, pero también con tus erecciones. Por supuesto que hablamos del ansiolítico natural que está a la mano de todos: la masturbación. Recuerda que uno solo puede utilizar una de sus cabezas a la vez, en este caso, tócate de la que estás menos tocado y verás cómo la otra se calma y te deja tranquilo.

  • Canaliza tu energía

No te quedes paralizado. Aprovecha toda esa adrenalina que cargas y, en vez de sentir miedo, úsala para tú sembrar el terror: golpea la pared para mostrar dominancia, tírale un limón a la candidata que más te cagué, hazte de palabras con unos homosexuales en Cinemex, intenta atravesar en medio de una marcha feminista con tu moto, demuéstrale a tu cerebro que no estás en peligro… sino que tú eres el peligro.

  • Échale ganas

De un tiempo para acá, algunas personas han decidido que decirle a alguien que le eche ganas es algo condescendiente y desconsiderado, pero eso no tiene por qué ser así. Todos tenemos que echarle ganas, no porque sepamos que las cosas van a mejorar, ni porque creamos que así todo se va a solucionar, sino porque, en realidad, es lo único que podemos hacer y que está en nuestras manos. El echaleganismo va.

NOTA IMPORTANTE: Si sientes alguno de los síntomas de un ataque de pánico, acude primero con un especialista para descartar que tengas una enfermedad de las que sí son reales.

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