Sucedió otra vez. La actriz, modelo y supremacista blanca, Sydney Sweeney, volvió a enfurecer a muchas víctimas de «violencia hegemónica» —y a los vendedores de Viagra—, protagonizando un anuncio de la marca Jimmy Choo que seguro haría a tu tío decir «y la güerita viene incluida??? Jejeje».
Quienes no se perdieron en sus prominentes, suculentos, acariciables y soñadores ojos, encontraron la manera de criticar esta ambiciosa campaña: consideraron que los 5 segundos en los que actúa como bailarina de ballet eran un insulto para todas las bailarinas que han entrenado toda su vida. El coraje que van a hacer cuando se enteren que Harrison Ford no es un contrabandista intergaláctico, que Margot Robbie sí tiene aparato reproductor o que Charlie Sheen no es un borracho pirujón. Ah, no, este último sí es.
