El más prodigioso guitarrista mexicano de la historia podría haber resuelto, por accidente, una de las más grandes incógnitas de la naturaleza humana con una frase inocente que, en principio, suena cotidiana o anecdótica; pero que podría reformular todos los preceptos establecidos por la ciencia moderna.
Mientras daba un concierto en Nueva Jersey, el guitarrista Carlos Santana detuvo su actuación y enunció lo que, quizás, lo ponga en los laureles de la ciencia junto a Galileo, Da Vinci o Mendeléyev. Emulando a Arquímedes en la bañera, dijo la máxima que podría cambiar el rumbo de la historia de la humanidad tal como la conocemos: «Una mujer es una mujer y un hombre es un hombre».
La frase no ha pasado desapercibida por la comunidad científica que lleva siglos en la búsqueda de una respuesta a los misterios del sexo, el género y la descripción y el mapeo del genoma humano.
«Es que encaja, todo encaja; una mujer es una mujer, un hombre es un hombre; todo lo demás son diferentes tipos de homosexuales, que son hombres o mujeres. Todo encaja», dijo Francis Collin, genetista estadounidense, director de los NHI y ganador del premio Príncipe de Asturias a la investigación científica.
Carlos Santana terminó su concierto con “Smooth”, sin saber que el mundo jamás habría de ser el mismo gracias a él.
