Por: becario EAD
La tarde de ayer los Kansas City Chiefs y los San Francisco 49ers se enfrentaron en el Super Bowl LVIII, evento deportivo que fue protagonizado por Taylor Swift. Y aunque los jugadores nos regalaron un gran juego que se definió en tiempos extra, ninguno de ellos sudó tanto la camiseta como Usher.
El cantante estadounidense hizo que mujeres y gays dejaran a un lado su gin & tonic para que presenciaran un show de medio tiempo bastante decente, aunque tu tío el «qué vas a saber de música, chamaco pendejo» siga diciendo que «ninguno como el de Michael Jackson».
Mientras deleitaba a la gente con pasos de baile que solo la gente de cierto color puede hacer, todos nos percatamos de que su piel cada vez se humedecía más, como cualquier morrita cuando le cuentas que eres asiduo lector de El Águila Descalza.
A los escasos dos minutos de su presentación, Usher ya parecía un Carlos V dejado al sol o un muñeco de barro todavía fresco, pero como buen artista, el creador de Justin Bieber seguía soltando los prohibidos y dándolo todo, olvidando por completo que tiene 57 años de edad.
Su performance fue todo un éxito, pero de regreso a su lugar en el público en la zona general b, ya cuando estaba más sudado que caguama de albañil, Usher le avisó a su equipo que estaba viendo lucecitas en el aire y se sentía un poco extraño:
«Mamá, escucho borroso… mamá, métame en arroz», expresó mientras se tambaleaba, por lo que rápidamente tuvo que ser atendido por los paramédicos.
Usher fue trasladado al hospital general de Las Vegas, donde han sido atendidos todo tipo de personalidades del mundo del espectáculo como Elvis en sus más de 8 sobredosis de drogas ilegales y de hot dogs, o como cuando un tigre atacó a sus domadores Siegfried y Roy durante un show en 2003.
Los doctores comentan que no se trata de nada de cuidado, aunque dicen estar sorprendidos porque no habían tenido que reponer esa cantidad de fluidos desde que Ben Affleck llegó a urgencias cuando recién había retomado su relación con Jennifer López.
