La Navidad está a la vuelta de la esquina y con ella la eterna pregunta: «¿Qué me traerá Santa?», sobre todo si eres un hombre que se quedó atorado en la edad de la punzada. Eso sí, a estas alturas ya sabes que el buen Santa Clos tiene un ojo clínico para los regalos útiles y prácticos, pero también tiene un sentido del humor tan retorcido como el tuyo. Así que, si estuviste haciendo tu cartita a Santa, como el morro puberto que sigues siendo, es hora de que sepas qué es lo que realmente aparecerá debajo del árbol y qué es lo que deberás perdirle al señor Amazon o, de plano, dejarlo a la imaginación. Entonces, «Sin Yolanda, Margarito» y a chingarle para que ya dejes de pedirle a Santa cosas que no te va a traer.
Lo que sí traerá Santa
- Esa pijama navideña de si no usas, no eres cool. Sí, lo sabes: todos los años lo mismo. Una pijama de «renos y copos de nieve» que parece haber sido diseñada por una señora de 60 años en un curso de crochet. Pero, por lo menos, está en tendencia… si por tendencia entendemos «ya nadie la usa en su sano juicio». Santa siempre es práctico, ¿verdad? Nada dice «feliz Navidad» como un conjuntito con calcetines de lana que te harán sudar hasta el ano.
- La suscripción a una aplicación para meditar. Claro, Santa sabe lo que más necesitas: paz mental. Y, ¿qué mejor que regalarte una suscripción a una app de meditación? A todos nos viene bien relajarnos después de escuchar los constantes reclamos de tu tía por no haber contestado su mensaje de Whats. Este regalo, además de calmar tus nervios, te permitirá practicar la meditación mientras te preguntas cómo diablos vas a salir con la morrita que te gusta para las fiestas del próximo año.
- Un set de aromaterapia. Probablemente, recibas un set de aceites esenciales, velas aromáticas y difusores que, si no fuera por el estante de decoración, estarían tan olvidados como el sueño de ver una película navideña sin interrupciones. Eso sí, seguramente tus visitas dirán «¡qué rico huele aquí!», nada más para que no te sientas mal.
Lo que no te traerá
- La muñeca inflable. Esa muñeca inflable que tanto pediste no aparecerá debajo del árbol. Quizá, con suerte, recibirás una almohada en forma de corazón, pero el amor de tu vida seguirá esperando en la tienda de «cosas innecesarias para solteros». Santa, con todo su espíritu navideño y ecologista, ha de preferir que uno de tus propósitos sea invitar a salir a la morrita que te gusta en enero, en lugar de andar como conejo sobre un montón de plástico y aire.
- La cámara de seguridad que nunca instalarás. Sí, pediste una cámara de seguridad para cuidar tu casa, pero este año Santa ha sido claro: «Si no has puesto ni un candado a tu puerta, ¿qué hace que pienses que una cámara te salvará?». La cámara que tanto soñabas probablemente se convertirá en otro accesorio decorativo más, como esas luces LED que terminan siendo parte de la decoración del árbol, pero no sirven para nada más.
- Un set de utensilios de cocina gourmet (cuando no sabes ni hacer un huevo frito). Y claro, Santa también sabe que tus aspiraciones de chef gourmet nunca se hicieron realidad. Te trajo ese set de cuchillos profesionales, una batidora de alta gama y hasta un recetario de cocina francesa. El problema es que, entre tanto desastre en la cocina, te gastas más tiempo buscando el delivery de la pizza que usando ese recetario. Santa lo sabe, y por eso te manda un consejo sabio: «Si realmente quieres impresionar, mejor pide un Uber Eats y finge que tú cocinaste».
Ya lo sabes, este año, tu cartita a Santa será recibida con el mismo cariño que el año pasado: una mezcla de lo que necesitas, lo que no pides y un toque de «te conozco tanto que mejor te mando lo que sé que jamás usarás». Si esperabas sorpresas, las encontrarás, pero no esperes grandes cambios. Al final, siempre habrá una pijama navideña, una vela aromática y alguna excusa para no usar tus nuevos utensilios de cocina. Suerte para la próxima.
